A expensas de que muchos me tiren algo a la cabeza, en esta ocasión he decidido tratar el caso de toda una leyenda en las Artes Marciales Mixtas, pero que en el mundillo del wrestling (seguramente porque él lo quiso así), pasó haciendo mucho ruido, pero de forma tan escueta que, aquellos que no hayan seguido las MMA, ya ni siquiera le recuerdan. Quizás este hombre, más que un globo pinchado, sea en realidad “un globo aerostático”.
Ken Shamrock pasó por la lucha libre (como deporte de entretenimiento) como lo haría el correcaminos, rápido rapidísimo, y dejando tras él una huella en forma de humo. Muchos luchadores han declarado que, si en sus tiempos las MMA hubiesen tenido el apogeo de hoy día, habrían optado, sin dudarlo, por esta opción. Uno de ellos fue el mismísimo Undertaker, para muchos, el mayor icono de la Lucha Libre, como deporte de entretenimiento, de todos los tiempos. Stone Cold fue otro que se sumó a esta lista, por no mencionar a aquellos que sí lo hicieron, como Brock Lesnar, Bobby Lashley o Batista. Ken Shamrock fue, de todos ellos, el pionero. Como ya dijera en el encabezado, para mí no es un “globo pinchado” en toda regla, sino más bien, un globo aerostático, que subió y subió tanto, que su paso por el wrestling se convirtió en una pura anécdota.
EL PUSH:
Shamrock fue el clásico muchacho problemático, metido en mil y una peleas y problemas. El futuro, como para muchos chicos de su edad, no era demasiado esperanzador, tras haber sido apuñalado en una pelea y haber sido expulsado de 7 hogares juveniles. Esto cambió cuando en su vida apareció Bob Shamrock. Bob, en su rancho, había acogido a más de 600 niños, todos con excelentes resultados. Sus métodos eran de todo, menos ortodoxos, pero la cuestión es que daban resultado, y esos muchachos terminaban siendo “rehabilitados”. Uno de esos métodos consistía en luchar con otros chavales, con él como árbitro. Ken encajó tan bien, que Bob terminó por adoptarlo legalmente.
Su primera lucha oficial fue cuando tenía 19 años, en una competición de Toughman en Redding, California. Cuenta la leyenda que lo colocaron a pelear con los pesos pesados, ya que no había demasiados luchadores, a pesar de que él era bastante más fino. Al primer luchador, lo dejó KO de un solo golpe, y al segundo le sacó varios dientes. A partir de ahí, nadie quiso luchar contra él, por lo que ganó el torneo.
La “culpa” de que Ken entrase en el mundo del wrestling la tuvo su padre, que fue quien se lo propuso, aunque él siempre se negó, al verlo un deporte “estúpido y falso”. Pero como dijera Quevedo, poderoso caballero es Don Dinero, y cuando a Shamrock vio el dinero que podía ganar, los ojos le hicieron chiribitas y donde dije digo, digo Diego. Así, Ken comenzó a moverse por circuitos independientes y escuelas de formación, como por ejemplo la de Gene Anderson, donde sólo necesitó 4 meses para un entrenamiento del que se necesitan dos años. Aún así, la lucha no estaba tan bien pagada como hoy y día, y acabó limpiando retretes para poder sobrevivir.
Su oportunidad llegaría de manos de Dean Malenko, que le ofreció ser su tag para la UWF, y rápidamente aceptó y así fue como llegó a Japón, donde volvió a aprender técnicas desconocidas hasta el momento para él, sobre todo en la sumisión. Allí se convirtió en una superestrella y fue, sin duda, el trampolín para todo lo que vino después.
Volvió a los Estados Unidos, donde formó un centro de entrenamiento, hasta que un día vio un anuncio en un periódico en el que buscaban luchadores para meterlos en un octógono. Esa empresa era la UFC. Allí hizo varios combates (con un especial feudo contra Roy Greace) y confirmó que aquel deporte era su gran pasión, pero en esos momentos existían muchos problemas en la empresa y la mayoría de los combates debían ser cancelados, por lo que Ken decidió “buscarse las papas” en otro lugar. Y así fue como acabó en la WWF. Shamrock debutó en Raw el 24 de febrero de 1997, aunque no luchó y tan sólo se mantuvo como espectador. Más tarde, el 23 de marzo, hizo de referee en un I Quit Match! entre Bret Hart y Stone Cold, en Wrestlemania XIII.
Su primera lucha sería, precisamente, contra uno de sus alumnos, Vernon White, a quien derrotó. A partir de ahí, los feudos de primer nivel se fueron sucediendo, contra gente como Vader, o la Hart Foundation, que culminó en Summerslam 1997, en una lucha que perdió ante el British Bulldog, al negarse a darse por vencido en un estrangulamiento. Como veis, Vince McMahon se frotaba las manos con este hombre, que traía savia nueva del mundo de las MMA, como su brutal bloqueo del tobillo (ankle lock). Teníamos a un personaje brutal, de enormes recursos técnicos, y con un punto de locura que hacía que la rabia le dominase y, en sentido figurado, reventase el ring. Tuvo momentos para el recuerdo, como la noche del 30 de junio del 97, “El hombre más peligroso del mundo” venció a todo un Triple H. Su Ankle lock ya había obligado a rendirse a gente como Vader, Bret Hart o Shawn Michaels. Por supuesto, Shamrock había cosechado suficientes victorias para ser el elegido, sin objeciones, el Rookie del año.
En junio de aquel mismo año, se coronó como King of the Ring, algo que, ya en sí, consistía en un título, algo así como el ganador del Royal Rumble. Aquella gran final la venció luchando contra, ni más ni menos que Rocky Maivia “The Rock”. Su gran momento no llegaría hasta Octubre del 98, cuando se coronó como Intercontinental Champion, venciendo a X-Pac en la final de un torneo que servía para hacer propietario del entorchado al campeón. Eran tiempos en los que ser campeón Intercontinental, lo era casi tanto como ser el campeón absoluto (para algunos, incluso más). Ostentó este título durante 4 meses, hasta que lo perdió contra Val Venis, en un combate no exento de polémica en el St. Valentine’s Day Massacre de 1999. Aún siendo campeón Intercontinental, se alió con The Big Boss Man (que era el Hardcore Champion) para hacerse con el título por parejas de la WWF, aunque sólo lo retuvieron durante poco más de un mes. Pero Shamrock, como él mismo declaró, estaba cansado de tanto viaje y de estar constantemente lejos de su familia.
Su último combate fue en Summerslam 1999, frente a Steve Blackman, a pesar de que se había estipulado para Unforgiven una lucha contra Chris Jericho.
LA SUBIDA A LOS CIELOS:
Tras esto, Ken volvió al octógono, comenzando su re-entrenamiento curiosamente, con sus ex-alumnos. Volvió al mundo del wrestling en alguna ocasión más, como en marzo del año 2002, cuando hizo de referee en Ring of Honor, en un combate entre Bryan Danielson y Low Ki. Más tarde, en mayo del mismo año, firmó por TNA. El 19 de junio, en su primer show, en un combate ante Maline (The Wall en WCW), se hizo con el cinturón de Campeón Mundial, convirtiéndose en el primero en ganarlo en la empresa. Pero su retorno no fue todo lo grandioso que se esperaba y TNA, que no estaba nada contenta con su rendimiento, decidió poner fin a su relación profesional en agosto del mismo año. Ken, como era de esperar, volvió a la UFC, enfeudándose con Tito Ortiz, al que ya tenía ganas por haber vencido a Guy Metzter, alumno de su escuela. Además, Tito ostentaba el título, así que eran dos pájaros de un tiro. Pero Tito le dio tal paliza, que el árbitro se vio forzado a detener la pelea, al ver la deformación que había sufrido el rostro de Ken. Esto, para un hombre como él, supuso una enorme humillación.
A partir de aquí, su carrera como luchador decayó bastante, aunque siempre mantuvo ese halo de leyenda y de pionero a su alrededor. En junio de 2004 volvió a aparecer por TNA, como aliado de Jeff Jarrett, para abandonarla nuevamente y salir de forma definitiva del mundo del deporte.
CONCLUSIÓN:
A pesar de sus derrotas en el mundillo de las MMA, sus grandes victorias pesaron mucho más y acabó por convertirse en Hall of Fame de UFC, en base a su perseverancia y en todo lo que hizo por este deporte y como muestra de que las artes marciales, a pesar de su violencia, puede sacarte de algo mucho peor, como son las calles y la delincuencia. Él se ganó el respeto y el reconocimiento de sus adversarios y todo el mundillo de las artes marciales mixtas. En el mundillo que nos ocupa, desgraciadamente, todos nos quedamos con las ganas de ver mucho más de él y con la agridulce sensación de “aquello que pudo ser y nunca fue”. Por suerte, podemos disfrutar de muchos de sus luchas del escaso tiempo que dedicó a la lucha libre, y hacernos una idea más exacta de lo que hubiese sido aquello que nunca fue.
Un saludo a todos, y gracias por detenerse a leer.
Me ha encantado Seba. Gran trabajo.
ResponderEliminarPD: Aunque de un modo algo rudimentario ya he logrado, gracias a Wrestlemaniaco, recuperar el gadget de "Últimos comentarios".
La cosa es copiar... ;)
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